lunes, 5 de marzo de 2012

Joan Verdú sueña con un campeonato para el Espanyol

Su familia y la afición blanquiazul los pilares en su formación y profesión


Risueño, carismático, demostrando siempre tranquilidad y, sobre todo, su cualidad de ser sencillo al entablar una conversación; Joan Verdú, jugador emblemático del actual equipo más joven de la Liga, el RCD Espanyol, confesó sentirse agradecido por todo lo que ha vivido dentro del fútbol profesional; sabiendo que aún le falta mucho camino por recorrer y, por qué no, ganar un título con la institución blanquiazul que tanto le ha dado.
Un ser humano que al recordar su infancia se muestra alegre aunque pensativo. Alza la mirada en busca de sus recuerdos, esos que divagan y que de pronto reavivan el subconsciente del futbolista que lo hace rememorar sus inicios detrás de un balón, contestando entre risas: “tranquilo, creo como soy ahora, aunque a veces un poco revoltoso en casa; siempre detrás de un balón, nos regalaban muchos, siguiendo  lo que hacía el hermano mayor y llevando los genes futbolísticos que me heredó mi padre”. 
Un pequeño que, a pesar de haberse formado en la Masia del Barcelona, escalando categorías y admirando un estilo de juego único y moderno -en ese entonces-; mismo que le propició idolatrar a aquel Dream Team blaugrana conformado por Koeman, Guardiola, Laudrup, Bakero, Amor, Begiristain, Stoichkov, entre otros, siempre mostró un interés mutuo, en conjunto con el Espanyol, que a la larga lo ligaría de una forma muy especial.
Su paso alentador en juego y aprendizaje más no en oportunidad como para poder debutar con el primer equipo, lo orillaron y a la vez lo incentivaron para decantarse por una oferta realizada por el Deportivo de la Coruña.
Su ambición futbolística por debutar en primera y demostrar de qué estaba hecho el joven Joan, sin saber aún todo lo que llegaría a representar Verdú para la Liga Española, lo hicieron tomar un vuelo con dirección a Galicia y optar por conquistar Riazor.
“Acepté la oferta del Deportivo porque en el Barcelona me comentaron que no tenía asegurado el puesto en la primera plantilla. Yo, lo que ya no quería era estar más tiempo en el filial, sentía y creía que mi momento de poder debutar en la primera división había llegado. El Depor hizo una buena oferta y me fui ahí sin pensarlo”. 
Un lugar que le abrió el camino de la primera división profesional. Una afición que necesitaba más de un jugador con hambre de triunfo que uno con renombre. Un estadio que ansiaba lucir más con los goles y talento de un juvenil que con las barridas y juego antiguo de los experimentados. Una institución que lo catapultó, gracias a sus actuaciones, al Espanyol. 

Ahí debutó, marcó su primer gol y lució. Su elegancia dentro del campo era sinónimo de inteligencia para culminar la última jugada. Su carisma era retórica comparada a su prominente enjundia dentro del campo. Y su sapiencia, con toque enigmático, una constante cada vez que el nombre de J. Verdú aparecía en la alineación.
Dicha combinación de aptitudes, características, cualidades, habilidades y actitudes conjuntadas en un todo llamado valores de un futbolista, lo guiaron de regreso a casa. Un Espanyol con la necesidad de una renovación total, tras un cambio de estadio, que la mayoría callaba, y la filosofía que muy pocos sabían; obligaron a darle un seguimiento al baluarte de Riazor. 
Otra de las realidades por las que Joan Verdú se ha sabido manejar con un aspecto humilde y sencillo dentro del fútbol, es, sin lugar a dudas, el apoyo incondicional de su familia. La misma que lo guío en su formación por Les Corts, la que lo acompañó, de la mano de la quien ahora es su esposa, a explorar y conquistar La Coruña; ese excepcional pilar que siempre estuvo con él, fuese a donde fuese, y que siempre lo esperó con los brazos abiertos en su regreso a casa.
“La que ahora es mi mujer me ayudó mucho, no estuve en ningún momento sólo, eso también me benefició. Ellos (mi familia) lo representan todo para mí, son lo más importante. Mis padres, mi mujer, mis hijos; no hay nada más importante para mí. Han sido una parte fundamental en mi carrera como profesional”.
Con el recuerdo de ya haber debutado en la Primera División y haber marcado su primer gol, uno bonito como él lo menciona, ante el Villareal; con el saber que había sido del agrado de los gallegos; y con el nuevo reto que le proponía el Espanyol.  Así llegaba Joan Verdú a la entidad blanquiazul, la misma que le dio un gran seguimiento y quien deseaba, a diestra y siniestra, que se convirtiera en un líder excepcional.
“Los primeros acercamientos se dieron antes de irme al Depor, existió la posibilidad, pero por una u otra cosa no se dio. Desde un principio sabía que tanto el Espanyol como yo, podríamos estar juntos y poder regresar así a Barcelona, para jugar en un lugar al que considero mi casa. Se dio la oportunidad, la oferta y no nos lo pensamos”.
Su trayectoria en poco más de dos años con los catalanes blanquiazules todos la conocen. La afición, la misma que siempre le ha sido fiel y a la cual admira; ya que sin su apoyo no sería lo mismo, siempre lo protegió y vanaglorió para pronto, en menos de lo que se esperara, lo convirtiese en un emblemático jugador perico.
“Llegué al Espanyol, un buen club, una gran institución que desde el primer día me ha tratado bien y eso, hoy en día, es difícil de encontrar. Yo me sentía como si estuviera en casa. Sabía que tenía que demostrar y jugar con el corazón. Tenía que corresponderle a la entidad, a la afición; la que es todo para mí y la que me respondió de grata manera”.
Y es que este Verdú, sí aquel que llegó ya con una buena trayectoria en la máxima división, sigue siendo el mismo. El jugador sencillo y carismático que aprende, emprende y es deseoso por aportar lo más que pueda al equipo. Ese, que continúa siendo el complemento perfecto, y el jugador que asimila la filosofía como si fuera el primer día de su carrera.  

Un, ya ahora simbólico jugador del Espanyol que entiende que la idea de su equipo es agradecida por los más jóvenes y ejemplificada por los más experimentados. Un heroico soñador que tiene, aún, mucho camino por recorrer y que desea ganar algún título con el equipo que tanto le ha dado y al que tanto quiere. Ese es Joan Verdú.

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